domingo, 16 de junio de 2013
miércoles, 29 de mayo de 2013
martes, 21 de mayo de 2013
sábado, 11 de mayo de 2013
sábado, 13 de abril de 2013
¿Atajo o hatajo?
¿Cómo se escribe: atajo o hatajo? La respuesta, por sorprendente que parezca, es que ambas están admitidas. Antiguamente, atajo significaba el camino más corto para llegar hasta un punto; mientras que hatajo se utilizaba para referirse a un grupo de animales o personas. Con el tiempo, atajo ha atraído los valores de hatajo. De manera que podemos decir: «¡Vaya atajo de imbéciles!». Pero nunca: «¡Voy a tomar este hatajo!». Conclusión: si queremos atajar en nuestra escritura, será mejor escribir atajo.
miércoles, 27 de marzo de 2013
Pedro Páramo (1955)
Pedro Páramo (1955) de Juan Rulfo (1917-1986) es una novela bisagra, que separa la novela de la revolución de la novela del Boom. A nivel formal, se divide en sesenta y nueve fragmentos, separados por blancos tipográficos. A nivel de contenido, se divide en dos partes: una primera parte, que narra la historia de Juan Preciado (1ª persona); y una segunda parte, que narra la historia de Pedro Páramo (3ª persona).
La obra ha sufrido múltiples cambios de título. En la revista Las Letras Patrias, se habla de Una estrella junto a la luna; en la Revista de la Universidad de México, se habla de Los murmullos; y en la revista Dintel, también se habla de una novela en preparación titulada Los murmullos.
En cuanto al espacio, podemos distinguir tres tipos de Comala (sartén de barro, que se coloca sobre las brasas): la Comala edénica, que habita en el recuerdo de algunos personajes; la Comala infernal, que existe en tiempos de Juan Preciado; y la Comala «real», que existe en tiempos de Pedro Páramo.
En cuanto al tiempo, podemos distinguir: el tiempo de la historia, que se corresponde con la historia de México (de Porfirio Díaz a Álvaro Obregón); el tiempo del discurso, que se corresponde con el tiempo lineal de la narración; y el tiempo mítico, que se corresponde con la conciencia atormentada de los personajes de Comala.
El nombre de los personajes es simbólico: Pedro Páramo, del latín petra, el que es duro como la piedra; y Susana San Juan, del egipcio Sšn, la que es bella como la azucena. También hay humor negro en los nombres: Juan Preciado alude a apreciado; Dolores Preciado alude a dolor y a precio; el padre Rentería alude a renta; y Susana San Juan alude al discípulo más apreciado por Jesús.
Por último, me gustaría despedirme con una cita: «Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo. Mi madre me lo dijo. Y yo le prometí que vendría a verlo en cuanto ella muriera. Le apreté sus manos en señal de que lo haría, pues ella estaba por morirse y yo en un plan de prometerlo todo». Así empieza la historia. No deje que se la cuenten. Imprescindible.
La obra ha sufrido múltiples cambios de título. En la revista Las Letras Patrias, se habla de Una estrella junto a la luna; en la Revista de la Universidad de México, se habla de Los murmullos; y en la revista Dintel, también se habla de una novela en preparación titulada Los murmullos.
En cuanto al espacio, podemos distinguir tres tipos de Comala (sartén de barro, que se coloca sobre las brasas): la Comala edénica, que habita en el recuerdo de algunos personajes; la Comala infernal, que existe en tiempos de Juan Preciado; y la Comala «real», que existe en tiempos de Pedro Páramo.
En cuanto al tiempo, podemos distinguir: el tiempo de la historia, que se corresponde con la historia de México (de Porfirio Díaz a Álvaro Obregón); el tiempo del discurso, que se corresponde con el tiempo lineal de la narración; y el tiempo mítico, que se corresponde con la conciencia atormentada de los personajes de Comala.
El nombre de los personajes es simbólico: Pedro Páramo, del latín petra, el que es duro como la piedra; y Susana San Juan, del egipcio Sšn, la que es bella como la azucena. También hay humor negro en los nombres: Juan Preciado alude a apreciado; Dolores Preciado alude a dolor y a precio; el padre Rentería alude a renta; y Susana San Juan alude al discípulo más apreciado por Jesús.
Por último, me gustaría despedirme con una cita: «Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo. Mi madre me lo dijo. Y yo le prometí que vendría a verlo en cuanto ella muriera. Le apreté sus manos en señal de que lo haría, pues ella estaba por morirse y yo en un plan de prometerlo todo». Así empieza la historia. No deje que se la cuenten. Imprescindible.
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