miércoles, 12 de agosto de 2009

El caballo

«Perdona, ¿puedo tocarlo?». Fito le ponía voz: «Me siento preso en una cárcel sin rejas». Cuando me estaba yendo, volví la vista atrás y el caballo me hizo una reverencia. Un escalofrío recorrió mi cuerpo: ahora entendía a Nietzsche. Parecía como si el animal poseyese más humanidad que su cuidador.

2 comentarios:

  1. es muy bonito lo que escribes, pero por que te ha dado por nietsche, ese hombre hace volver locas a las personas, entran en una espiral de locura y autodestruccion, por lo de mas esta bien lo que escribes, un besote, chao.

    ResponderEliminar
  2. Dicen que algunos locos son genios aun por comprender.

    El otro dia me contaron una curiosa anécdota que no se cuanto tiene de científica y cuando de esotérica.
    Erase un genio de la fisica, profesor de una universidad española que un dia fue pillado infraganti por uno de sus alumnos con un molinillo de café manual, modificado atado a la cabeza, con un cable a tierra y otro a un radiador del aula.
    Al ver a su alumno, el profesor ni se inmuto y ante la pertinente pregunta de que es lo que hacia con semejante artefacto, dijo que estaba "quitándose el dolor de cabeza".

    Al saberse la anécdota, todo el mundo le tomó por un loco.
    Años después de su muerte, un estudio ha revelado que muchas de las migrañas son producidas por una acumulacion de electricidad elestroestática que puede eliminarse con un sistema de dinamo y una toma de tierra.

    ResponderEliminar