Algo de triste tiene esta casa,
el niño se enfada sin remedio,
arma el punzón-madera-delgado
y traspasa mi piel en silencio.
Algo de triste tiene esta casa,
el padre, nada mejor que hacer,
apaga nuestra Felicidad,
que nunca para, y para de hablar.
Algo de triste tiene esta casa,
la madre sólo aprendió a decir:
«¿Quieres algo de comer?».
Y yo, que así me levanto,
dolor de cabeza inmenso, pienso:
«¿Hay algo más triste que esta casa?».
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