El dolor se va acumulando:
hoy es el derecho,
mañana será el izquierdo.
Son los avatares del brillo;
una pantalla encendida
tampoco invita al optimismo.
Invita a reflexionar
sobre la vida que llevo,
sobre la vida que llevamos
(nosotros, los ojos),
cansados y fatigados,
en busca del exilio.
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