Al fin y al cabo, la sociedad no es más que el mito de la caverna de Platón. Sólo unos pocos, unos iluminados, unos locos, consiguen ver más allá. ¿Seré capaz de traspasar la entrada de la gruta?, ¿seré capaz de soportar los penetrantes rayos del sol?, ¿seré capaz de acomodar mi visión a la verdad, y rezarle como al padre, al hijo y al espíritu santo?
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