¿Por qué nos alegramos tanto cuando un famoso mete la pata? Como cuando Cristiano Ronaldo dejó preñada a una desconocida, o como cuando Iñaki Urdangarin fue pillado defraudando a Hacienda, o como cuando el Rey Juan Carlos I apareció en una foto de una inoportuna cacería de elefantes. Alegrarnos del mal ajeno nos hace mezquinos, más que mezquinos, ruines. Yo no me alegro del mal ajeno. A mí estas personas me provocan una profunda pena. Profunda pena porque son el reflejo de una sociedad totalmente envilecida...
No hay comentarios:
Publicar un comentario