El año pasado mi mejor amigo olvidó felicitarme por mi cumpleaños. Recuerdo que me contrarió mucho. ¿Cómo puede haber olvidado una fecha tan importante?, pensé. Más tarde le resté importancia. Lo óptimo sería que lo hubiese recordado. Cierto. Pero más importante es poder contar con él en los malos momentos. Eso sí es importante. Y en eso mi mejor amigo nunca me ha fallado.
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