viernes, 20 de abril de 2012

El Abencerraje (1565)

El Abencerraje (1565) es una novela anónima dividida en dos partes: un prólogo o argumento y la novela propiamente dicha. Se le conocen hasta cuatro versiones, que datan entre 1561 y 1565. El editor nos ofrece la versión Inventario de Antonio de Villegas, edición de mayor valor literario, junto con una selección de romances de los Siglos de Oro.
El título original es Historia del Abencerraje y de la hermosa Jarifa. En el prólogo podemos leer: «retrato de virtud, liberalidad, esfuerzo, gentileza y lealtad...». Por tanto, los temas a tratar son: el amor; el odio irracional, fruto de una guerra; la vida de frontera; la virtud; la fortuna; la confianza; la generosidad; y, en último término, la amistad.
En cuanto al espacio, se podría decir que nos sirve para diseccionar la obra. La primera parte transcurre en Álora, lugar donde Rodrigo de Narváez apresa al Abencerraje. La segunda parte nos narra el viaje de éste hasta Coín, donde le espera la hermosa Jarifa para desposarse. La tercera parte vuelve sus ojos sobre Álora, allí Rodrigo de Narváez le otorga la libertad al Abencerraje.
En cuanto a los personajes, la obra se sustenta en la oposición-afinidad entre Rodrigo de Narváez y el Abencerraje Abindarráez. Rodrigo de Narváez es el alcaide de Antequera y Álora, «notable en virtud y hechos de armas». El Abencerraje, por su parte, es un moro «grande de cuerpo y hermoso de rostro...». Junto al Abencerraje nombramos a Jarifa, pues el amor los hace inseparables. Alrededor de estos tres personajes desfilan otros secundarios, como el padre de Jarifa o el rey de Granada.
En este libro podemos encontrar uno de los fragmentos más líricos de toda la tradición literaria hispánica. Le pregunta Jarifa al Abencerraje: «¿Qué te paresce ahora de mí, Abindarráez?». A lo que responde nuestro gentil moro: «Parésceme que acabáis de vencer el mundo y que os coronan por reina y señora de él».
Para no perder la costumbre, me gustaría despedirme con una cita. Después de lo que hemos visto, no nos debe extrañar que Cervantes transfigure a su don Quijote en el Abencerraje y, por tanto, a su Dulcinea en Jarifa. En la Parte I, capítulo V, podemos leer que don Quijote «respondió las mesmas palabras y razones que el cautivo abencerraje respondía a Rodrigo de Narváez...». Interesante.

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